Quedan siete semanas para que termine el año lectivo 2021. El 15 de diciembre comenzarán las vacaciones para los alumnos que no adeudan materias. Pero habrá que ir pensando cómo sumar los 10 días más de clases que traerá el ciclo lectivo 2022, según la última disposición del Consejo Federal de Educación para todo el país. El ministro de Educación, Juan Pablo Lichtmajer, adelanta que la forma en que esto se llevará a cabo será mediante consenso, teniendo en cuenta las distintas problemáticas de cada provincia.
Sin embargo, para Tucumán no parece haber mucho margen de maniobra. Las clases el año que viene comenzarán el 2 de marzo en todo el país, a excepción de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que iniciará el ciclo lectivo el 21 de febrero, y de Corrientes, que lo hará el 14 de ese mes. En Tucumán, dadas las altas temperaturas, las clases no podrían prolongarse demasiado en diciembre, sobre todo, por la falta de recursos como ventiladores en algunas escuelas y los caminos que se vuelven inaccesibles con las lluvias.
El ministro dijo que se escucharán todas las voces. “Hay tiempo de trabajar, como lo hacemos siempre, para llegar a decisiones consensuadas que, a la vez, nos permitan cumplir con lo que establece el Consejo Federal de Educación, siendo respetuosos de los tiempos y la idiosincrasia de cada jurisdicción”.
La decisiones que se tomen deberán reflejarse en el calendario escolar 2022, que tendría que publicarse a fin de año.
Distintas voces
Si bien la necesidad de recuperar aprendizajes perdidos en dos años de pandemia nadie discute, la forma de implementarlo es discutida por los referentes sindicales. El Frente Gremial Docente, que agrupa a ATEP, APEM y AMET no ve demasiado inconveniente en llegar a los 190 días de clase (eran 180 hasta este año). “Apoyamos que haya más y mejor educación para todos. Nos parece bien que se sumen días en la medida en que se tienda a mejorar la calidad educativa y no se desconozcan las condiciones climatológicas con temperaturas que rondan los 40º en diciembre”, dice David Toledo, titular de ATEP. No cree que los 10 días modifiquen demasiado el calendario.
Por el contrario, la medida indigna a la dirigente Raquel Grasino, de Docentes Autoconvocados. “Aumentar días al calendario es inviable e inútil. Después de dos años atravesados por la pandemia, la desinversión educativa se profundizó fuertemente, el abandono escolar creció, las escuelas siguen funcionando en estado de semiabandono, sin agua ni los arreglos necesarios. Cantidad de días no es calidad. Esto de ninguna manera es una solución, sino la sobreexplotación de docentes y estudiantes que hemos trabajado en condiciones miserables, sosteniendo todo el peso de la educación pública”, protesta. Propone que se diseñe “un plan de emergencia por la pandemia, se designe a más docentes con menos alumnos y se garantice la conectividad”. “¿Saben lo que son 10 días más de clase en diciembre o febrero en escuelas sin aires acondicionados ni ventiladores? Para nuestros popes de escritorio todo es posible”, ironiza.
Una posición conciliadora adopta Bernardo Beltrán, de Sadop. “Hay que tener en cuenta que además de los días de clases del grupo completo de alumnos están los períodos de consulta, de clases de apoyo y de exámenes y en muchas instituciones se suman otro tipo de actividades extra áulicas. Por eso mi pregunta es por el contenido y el formato que se prevé para esos 10 días que se suman”, sugiere. “Yo dividiría esas clases en el inicio y la finalización, pero no necesariamente para todos los alumnos, sino para quienes tengan que mejorar en algunos contenidos”, dice.
Para la dirigente Nora Yenad, de la agrupación Isauro Arancibia, “el aumento 10 días no garantiza todo un año perdido. Se debería pactar calidad de procesos educativos y no cantidad de días”, remarca. “En estos tiempos de pandemia se requiere de estrategias no solo áulicas sino también desde el sistema educativo que permitan la vuelta a clases con garantías al alumno de contar con saberes y espacios escolares de excelencia. No sirve volver más días y en iguales o peores condiciones de los edificios escolares. Cualquier espacio puede constituirse en recurso de aprendizaje, por lo tanto le diría al ministro que haga de la escuela un salón múltiple. La cantidad de días sin garantías es un almanaque sin conocimiento”, remata.